La ansiedad es un proceso natural de activación
fisiológica que hace movilizar a los seres humanos y otros animales ante el
peligro. A esta respuesta también se la denomina lucha-huida. Así es como el
propósito de la ansiedad es preparar nuestro organismo para protegernos
luchando o huyendo del peligro u amenaza. Este sistema defensivo, necesario
para la vida, se torna un problema cuando la respuesta es desadaptativa. Es
decir, si el estímulo no reviste gravedad o no amenaza nuestra vida o
integridad psicofísica nos encontramos ante una desadaptación que puede llegar
a ser patológica.
Se denomina trastornos de ansiedad a un grupo de afecciones que tienen en común la sintomatología ansiosa física y psicológica. Pero cada trastorno de ansiedad tiene unas características, así también como una génesis particular y un tratamiento adecuado. Por ello es importante determinar qué tipo de trastorno de ansiedad se padece. Los más habituales suelen ser:
Se denomina trastornos de ansiedad a un grupo de afecciones que tienen en común la sintomatología ansiosa física y psicológica. Pero cada trastorno de ansiedad tiene unas características, así también como una génesis particular y un tratamiento adecuado. Por ello es importante determinar qué tipo de trastorno de ansiedad se padece. Los más habituales suelen ser:
- Crisis
de ansiedad
-
Agorabia
-
Fobia social
-
Trastorno obsesivo
-
Ansiedad generalizada
-
Estres postraumatico
La sintomatología de la ansiedad es muy
variada, y depende en gran parte de la biología y características psicosociales
de los individuos. Si bien el listado de síntomas es extenso la aparición de
tan solo una señal, tanto a nivel físico como psíquico, es con frecuencia causa
suficiente de un gran malestar.
Algunos síntomas físicos habituales,
aunque no comunes a todos los trastornos, son: taquicardia, sudoración, mareos,
temblores, vértigo, nausea, y hormigueo en las extremidades. Desde lo
psicológico destaca la sensación de pérdida de control, problemas de atención y
memoria, desrealización, despersonalización, hasta la aparición de falsas
creencias, ideas obsesivas y sensación de amenaza de muerte, entre otras. En lo
que se refiere a la conducta, el rasgo más característico es el de la evitación
de situaciones que podrían generar ansiedad. La hipervigilancia, la rigidez
corporal, el sentido del ridículo y la falta de habilidades sociales,
suelen ser síntomas de algunos trastornos de ansiedad. También algunos trastornos asociados a la
ansiedad como pueden ser el abuso de substancias, problemas sexuales y
trastornos alimentarios, a su vez son fuente de otra lista de síntomas.
Si bien la aparición de la ansiedad suele darse a una edad temprana ansiedad infantil es habitual tomar conciencia del problema, bien entrados en la adolescencia o adultez. Por ello es necesario tomar medidas para paliar los síntomas y resolver los problemas que generan los trastornos de ansiedad tan pronto como sea posible, ya que de esta manera las posibilidades de mejora aumentan considerablemente. Es fundamental recibir ayuda de los profesionales de la salud mental para la correcta erradicación del malestar que aqueja todos los ámbitos de la vida del afectado.
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